jueves, septiembre 09, 2010
NO HUBO CARICIAS
Sobre la repisa de musgo rojo la piedra parió piedras. Se abrió en ángulo recto, de cara a una roca, protegiendo a sus pequeños con aquella matrona inerte de simple testiga. Blancas y redondas en nada se parecían a la madre, que era gris y atigrada. No hubo sangre, ni leche para ellas. Las escupió ya dispuestas a todo y preparadas para desenvolverse con soltura dentro del río.
[Poncebos, 26 de agosto, 2010]
Etiquetas: J.