jueves, septiembre 17, 2009
12 consejos para escribir cuentos
1) Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.
2) Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.
3) Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.
4) Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
5) Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
6) Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
7) Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!
8) Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.
9) La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
10) Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.
11) Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.
12) Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado el siglo XX.
Roberto Bolaño
2) Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.
3) Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.
4) Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
5) Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
6) Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
7) Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!
8) Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.
9) La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
10) Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.
11) Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.
12) Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado el siglo XX.
Roberto Bolaño
Etiquetas: pistas
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Ahora mismo entiendo por qué nunca soporté a Bolaño -y por qué sigo sin soportarlo.
Un escritor de cuentos tiene que leer a Chéjov y a Katherine Mansfield.
Y a John Cheever, Eudora Welty, Richard Yates, Tobias Wolff, Jayne Anne Phillips y un larguísimo etc., pero nunca a Bolaño. Ni a Borges tampoco. Un escritor de relatos que lea a Borges, sólo acabará siendo un malísimo imitador de Borges. Seguramente acabará escribiendo como María Kodama.
De modo que, a Borges, como a Cortázar, léanlos como un pasatiempo. Son mejores que Dan Brown, pero mucho más dañinos. Esa gente no dejó espacio para nadie más. Son irrespirables. Como Kafka, que para algo es su maestro (¡por dios, cómo me aburre Kafka!)
Un escritor de cuentos tiene que leer a Chéjov y a Katherine Mansfield.
Y a John Cheever, Eudora Welty, Richard Yates, Tobias Wolff, Jayne Anne Phillips y un larguísimo etc., pero nunca a Bolaño. Ni a Borges tampoco. Un escritor de relatos que lea a Borges, sólo acabará siendo un malísimo imitador de Borges. Seguramente acabará escribiendo como María Kodama.
De modo que, a Borges, como a Cortázar, léanlos como un pasatiempo. Son mejores que Dan Brown, pero mucho más dañinos. Esa gente no dejó espacio para nadie más. Son irrespirables. Como Kafka, que para algo es su maestro (¡por dios, cómo me aburre Kafka!)
Bolaño mola todo, señor Ciego, pero cómo lo va a saber Ud. si no puede leer.
Cortázar no mola todo pero a veces, es creatividad pura, señor Ciego.
Pregúntele a su sombra, las sombras saben de bolaños y cortázares.
Y de kafkas.
Otra cosa es que los niños los imiten, en eso, señor Ciego, le doy a usté la razón: no debéis imitarles, niños, eso es lo más fácil: caca y rechinar de dientes, niños, contad antes los mocos de vuestro compañero de pupitre, eso si os dará clves y razones puras para escribir, y no jugar a los checos o a los argentinos sin poneros antes las plumas.
Besos, niños, y prudencia, señor Ciego
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Cortázar no mola todo pero a veces, es creatividad pura, señor Ciego.
Pregúntele a su sombra, las sombras saben de bolaños y cortázares.
Y de kafkas.
Otra cosa es que los niños los imiten, en eso, señor Ciego, le doy a usté la razón: no debéis imitarles, niños, eso es lo más fácil: caca y rechinar de dientes, niños, contad antes los mocos de vuestro compañero de pupitre, eso si os dará clves y razones puras para escribir, y no jugar a los checos o a los argentinos sin poneros antes las plumas.
Besos, niños, y prudencia, señor Ciego
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