miércoles, diciembre 31, 2008
Estrellas
Se agacha cada dos pasos.
Cualquier pizca blanca,
en la oscuridad del páramo,
le parece cocaína
derramada sobre el barro.
Camino detrás, electrificado.
Dos espectros atravesamos
la penumbra. No perdimos nada.
La tenemos dentro.
Se tira al suelo. Se revuelca.
Cada grano de arena. Lo revisa.
Lo degusta, escupe y sigue.
Hablo. Son piedras.
No me escucha.
La agarro del brazo. No sirve.
Clavo en ella la mirada. La transporto
al cielo que nos hiela.
Mira, le ordeno, ahí sí está todo
lo que perdimos.
Alzamos los ojos.
Temblando. De inmediato
sus fuegos nos alcanzan.
J.M.
Cualquier pizca blanca,
en la oscuridad del páramo,
le parece cocaína
derramada sobre el barro.
Camino detrás, electrificado.
Dos espectros atravesamos
la penumbra. No perdimos nada.
La tenemos dentro.
Se tira al suelo. Se revuelca.
Cada grano de arena. Lo revisa.
Lo degusta, escupe y sigue.
Hablo. Son piedras.
No me escucha.
La agarro del brazo. No sirve.
Clavo en ella la mirada. La transporto
al cielo que nos hiela.
Mira, le ordeno, ahí sí está todo
lo que perdimos.
Alzamos los ojos.
Temblando. De inmediato
sus fuegos nos alcanzan.
J.M.