lunes, septiembre 22, 2008

 

Rainer María Rilke - Cartas a un joven poeta

[...] Descubra el fundamento que lo lleva a escribir; investigue si tiene raíces en el lugar mas profundo de su corazón; reconozca si para usted sería necesaria la muerte en caso de ser privado de escribir. Esto ante todo: pregúntese en la hora mas callada de la noche: ¿debo escribir?. Busque en lo mas profundo de sí mismo la respuesta. Y si esta es afirmativa, si enfrenta esta grave pregunta con un seguro y sencillo "debo", siendo así, edifique su vida conforme a tal necesidad: su vida, aún en la hora mas insignificante y pequeña, debe ser signo y testimonio de ese acto. Entonces, trate de expresar como el hombre primigenio lo que ve y siente, lo que ama y pierde. No escriba poesías de amor; sobre todo, apártese de las formas demasiado comunes y que se encuentran con facilidad: son las mas difíciles, porque se necesita mucha madurez para aportar algo propio donde existen en cantidades buenas y, en parte, sobresalientes tradiciones. Por tal motivo, líbrese de los motivos generales y tome los que le ofrece su diario devenir. Muestre sus tristezas y deseos, los pensamientos que acuden a su mente y su fe en algo bello; muestre todo eso con profunda sinceridad interior, serena, sumisa, y para expresarse, use los objetos de su entorno, imágenes de sus sueños y las cosas esenciales de sus recuerdos. Si su vida cotidiana le parece pobre, no la culpe, cúlpese a usted mismo, reconozca que no es lo suficiente poeta para encontrar en ella sus riquezas. En los creadores no cabe la pobreza, ni los lugares pobres e indiferentes. Y aunque usted estuviera en una cárcel sin poder percibir los rumores del mundo exterior, ¿no tendría siempre su infancia, esa riqueza preciosa, grandiosa, fuente inagotable de recuerdos?.
Regrese a ella su mirada. Intente aflorar las brumosas sensaciones de tan inmenso pasado; se fortalecerá su personalidad, se acrecentará su soledad y se hará un lugar a la sombra, en el cual, el estrépito de los otros pasa de largo y lejano. [...]

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Comments:
Al autor del cuelgue (me refiero, claro está al responsable de haber colgado el texto, no al colgado que lo escribió): ¿a qué atribuye usted ese pequeño lapso que le ha llevado a sustituir la palabra "mente" -del latín mens, mentis-, por la palabra "muerte" -del latín mors, mortis? Tratándose de Rilke, la cosa tiene su miga. Así que no se haga el sueco, por favor: anhelo una respuesta (y, si decide corregir su transcripción, añada, si no le importa, esos acentillos que faltan, aquí y allá. Gracias).
Para todos: mediante el siguiente enlace, tendrán ustedes acceso a la mayor parte de la obra poética del mentado: http://usuarios.lycos.es/universocultural/Poesia.html
en este otro, su biografía:
http://es.wikipedia.org/wiki/Rainer_Maria_Rilke
 
Corregida, con la mente, la muerte.
Los acentillos quedan como desafío para visitantes: nada por aquí, nada por allá ¿dónde están?.

En mi descargo, declarar que sólo soy lector de Rilke, ni traductor ni transcriptor, este cuelge se debe a un selectivo corta y pega a partir de una de esas dádivas de Google, Nuestro Señor.

Ya decía Santa Teresa que se derraman más lágrimas en el cielo por plegarias atendidas que por las no atendidas...

Con lo colgado, comulgo, tanto para la llamada de la poesía como para la de cualquier tipo de llamada vital, sin las que poco vale la pena.

Besooss.........
 
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