lunes, septiembre 01, 2008
Cristales
Lo despertó, aterrado en mitad de la noche, un sueño en el que un avión estallaba sobre un fondo de cielo de cristal tallado. Al día siguiente, tenía previsto coger un vuelo hacia Nuakchott. Pasó el resto de la noche en vela, carcomido por el miedo. Llegada la mañana, se demoró todo lo que pudo, inventó mil y una excusas pueriles con el único fin de llegar tarde al aeropuerto. Respiró aliviado cuando la azafata de tierra le comunicó que el embarque había terminado. Mayor aún fue su consuelo al enterarse, en las noticias de las tres, de que su avión se había estrellado a las afueras de la capitale africana. Ajeno a todo sentimiento que no fuera el profundo agradecimiento por haber nacido de nuevo, se dio un placentero baño de espuma, arrullado por las voces de los locutores que informaban, minuto a minuto, acerca de lo sucedido. Al atardecer, salió a pasear por un parque cercano a su casa. En el cielo blanquecino flotaban pequeñas nubes lanudas. Se las quedó mirando. La que quedaba más a la izquierda, acorralada contra la parte alta de un edificio de diez plantas, le recordó al fox terrier de su tía, cuando él era pequeño. "La vida carece del menor sentido de la justicia", se dijo a sí mismo, "pero, a veces, uno tiene suerte". Entonces, se acordó de pronto de que, en su sueño, el avión -su avión- no se estrellaba contra el suelo, sino que explotaba en el aire, como un globo. Sin aliento, presa de una incontrolable angustia, bajó corriendo las escaleras de la estación de metro más cercana para buscar refugio en el andén desierto.
L.
Comments:
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Nuakchott..... Que tiempos, Jefe.
Esos días de esplendor, arrinconados en las curvas más oscuras de mi memoria. Y los cielos de Africa, tan distintos a la planicie sin relieve del firmamento en Siberia, colmatado de un blanco mortecino que ya anuncia las primeras nieves del otoño.
¡Quien pudiera volver a Africa!, patrullar sin límites de fronteras , ni permisos especiales de vuelo QA; en definitiva: vivir impunemente, sin referencia alguna sobre la moral, la justicia, la verdad, el destino.
Curioso, en todo caso, su escrito....¡ Me ha parecido tan diferente a otros.....!
Desde el aeródromo de Provalovo, en el cinturón de defensa de Vladivostok, un abrazo.
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Esos días de esplendor, arrinconados en las curvas más oscuras de mi memoria. Y los cielos de Africa, tan distintos a la planicie sin relieve del firmamento en Siberia, colmatado de un blanco mortecino que ya anuncia las primeras nieves del otoño.
¡Quien pudiera volver a Africa!, patrullar sin límites de fronteras , ni permisos especiales de vuelo QA; en definitiva: vivir impunemente, sin referencia alguna sobre la moral, la justicia, la verdad, el destino.
Curioso, en todo caso, su escrito....¡ Me ha parecido tan diferente a otros.....!
Desde el aeródromo de Provalovo, en el cinturón de defensa de Vladivostok, un abrazo.
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