martesdementes

Joer, ¿que ha pasao?
¿Un sábado en Media-Markt?¿Ikea, tal vez?¿No puedes montar un mueble? ¿Alguien comía craks de Matutano en la fila de atrás del cine?. Dios, que violencia. A ver si somos cuidadosas/os, estas cosas pueden herir la sensibilidad del lector, en este blosss somos super-pacifistas, ¿no?.
 

Acabo de volver de bombardear una aldea en Osetia y me encuentro con este agradable post. Es tan, tan, tan acorde con lo que siento todos los días en el comedor dela aeódromo , que no puedo menos que felicitar a su autor (que ya no puedo, está muerto) y , sobre todo, a quien ha tenido la genial idea de incluirlo en esta página.
Mis felicitaciones por tan reconfortantes reflexiones sobre la condición humana.
Una cosa: yo, soy multitud para el otro, luego...¿todos moriremos de un disparo en la panza?.
 

Prefiero cientos de miles de veces al querido Tristán Tzara, del que recomiendo con fervor su libro El hombre aproximativo: una bomba poético llena de vida y de presente inmediato que nunca envejece.

Y si os parezco exagerado, probad, pequeños, está en Visor traducidillo.

Tras leer eso no se os ocurrirá nunca más preguntar parque qué sirve la poesía ni os hará falta hacer capciosas distinciones entre panzas y pistolas.

Besos.
 

a mí lo que me ha resultado siempre curioso es que a M. Breton se le ocurriera semejante idea, la propusiera y todo el mundo la encuentrara -y la siga encontrando- original y estimulante, y cuando los chavalotes de Primo de Rivera, hijo, actuaban en consecuencia, allá por la misma época, los acusaran de pistoleros fascistas. ¿Será también por culpa de la degradación y el embrutecimiento? Lo siento pero a mí los surrealistas, y M. Breton a la cabeza, me siguen pareciendo una banda de pijos soplagaitas.
 

¿No se le ocurrió al descerebrado de Sid Vicious hacer algo parecido durante un concierto? Menos mal que no atinó porque imáginate que además de tratarte como multitud "con panza a la altura del disparo", te haya tocado pagar entrada.
 

Desde el punto de vista de la honradez, el rigor y la ética personal (algo de lo que carecía André Breton, un tipo autoritario y un punto mafioso), prefiero la opción de Klaus Mann, quien dejó escrito que una "ola de suicidios en la que cayesen los espíritus más destacados y celebrados, arrancaría a los pueblos de su letargo". Y, para dar ejemplo, se quitó la vida un mes antes de que fuera publicado el artículo en el que mencionaba su método contra la narcolepsia social.
 

¡Ké manía, la de los intelectuales de todo pelaje, de andar edukando y repartiendo konsejas, admoniciones, incluso amenazas de muerte, que nadie les ha pedido! Kómo se nota que, en una sociedad seglar, son herederos directos de los kuras. ¿Por qué siempre han de kreerse los más puros, los más listos, por encima de todo dios? Un pokito de humildad, señores. Además, ¿ké tienen ellos que decir acerca de la degradación y el embrutecimiento ajeno, eh, kuando suelen ser más putas que las gallinas y se arriman al árbol que más kobija? Komo me he levantado en plan cínico, añadiré que el letargo de los pueblos es lo único que permite que no se maten entre ellos. ¡Viva el fútbol! ¡Y la tele!
 

Yo es que, al Bretón ése, le daba dos ostias...! (Genuino acto surrealista)
 

¡Cuántas veces os he dicho que "la gente" no existe, sino en la prosa de periodistas y escritores perezosos, acomplejados y manipuladores! En cuanto a la multitud, sólo es una medida imprecisa de cantidad.
 

Es grato comprobar cómo la violencia -su sola sugerencia- os sigue escandalizando y provoca tantos comentarios.
Más que cualquiera de los otros escritos de vuestro blog.
¿Sigue movilizando a la "multitud" el Pan y Circo o no? Parece que si ¿Eh?

Artistas...ejem...
 

No pensaba yo que la violencia tuviera que ver con el Circo -menos aún con el pan-, sino con el mero hecho de estar vivo (mal que les pese a los pacifistas). A mí, lo que me ha movilizado no es la violencia, sino las idioteces que puede llegar a decir un pope de la cultura. Puestos a escoger, prefiero la frase hecha célebre en boca de Seyss-Inquart (y falsamente atribuida a Goebbels y a Goering); "cuando oigo la palabra cultura, saco mi revólver (la frase original, presente en una obra de Hans Josht dice: "cuando oigo la palabra cultura, le quito el seguro a mi Browning). No nos quieras confundir con falsa retórica: aquí, lo que escandaliza no es la violencia, sino el fraude que representan ciertos prohombres de la cultura y la forma que tenemos de reverenciarlos y bailarles el agua. Si fuera Pinochet quien hubiera pronunciado semejante frase, a nadie con dos dedos de frente le haría la menor gracia. Breton era un farsante. Pero podemos seguir embelsándonos con sus memeces, sin someterlas al más mínimo rigor crítico, por aquello de que fue el santo patrón del surrealimo (otro movimiento bastante fraudulento).