martesdementes

He decidido que voy a dejar de buscar la armonía.

He pensado, y ya es mucho decir, que desde hoy
comienzo a vivir en ese rincón tan oscuro de tu bar,
rodeado de mesas incapacitadas , de sillas inútiles,
amontonadas,
abrigado en las noches con una botella de aguardiente extra ,
de esas de tapón morado
y etiqueta ennegrecida por el tiempo.

He pensado - es demasiado insistir en ello –
que no quiero ser nada.
Solo ver pasar el tiempo en esa esquina ocura,
y de vez en cuando mojar el susurro
al que soy incapaz de dar categoría de voz.

Gastar los minutos, horas, días del año
observando el ir y el venir,
el estar, hablar,
entrar y salir de la gente en el bar.

Bebería el aguardiente inconsumible
y te aliviaría , así ,
la mancha oscura de su etiqueta en el estante,
esperando enganchar
desde mi cochambroso asiento
risas y miradas,
el tránsito hacia lo diario
- que es lo que importa -
sin necesidad de armonia, ni equilibrio.

Quiero ser un espacio en blanco
entre dos comas.
Solo ver a la gente pasar
sin que nadie repare en la basura
amontonada entre las desvencijadas mesas.