jueves, marzo 22, 2007

 
azul de prusia para tus manos de sangre
y la tela blanca de la sábana que abriga
tu cabeza.
dan las diez y tú descansas.
cuando era amor, dejábamos que el vino
tiñera nuestras blancas camisetas.
era antes,

vino espeso que marca la línea de los labios.
el límite del ahora y del adiós.
cuando era azul, era agua
para ti y para mí. bebíamos despacio.
mi boca azul, tus manos rojas.

martes, marzo 20, 2007

 

Hoy
echo en falta tu presencia,
de un modo extraño.

Puede que aparezcas
tras la puerta,
que permanezcas
en la cama esperando
me.

Hoy parece que jamás nos conocimos,
que he vivido un sueño
en duermela.

Echo en falta tu sonrisa amplia
Los abrazos y el calor de tu cuerpo bajo la sábana.
Todo lo que se quedó tras el cierre de
la vieja puerta oxidada de tu casa,
y no me permito rememorar
ni en los momentos más tenues, pálidos y quietos
de mi cerebro.

He improvisado el blindaje
que requiero para reaccionar con rapidez,
sin aspavientos.
Tal y como si comprendiera todo esto.
Y no sé...

Voy a pensar en tí durante un momento.
En el hueco entre tu mandíbula y tu pecho,
a la medida de mi cabeza.
En tus cosquillas, apenas disponibles en zonas recónditas de tu cuerpo.
En el lenguaje de tus ojos marrones,
y el ojo que dejó de verme, sin que pudiera evitarlo.
En las copas y las noches
Cómplices;
las ilusiones mutuas y el entusiasmo.
En los viajes, las manías
y el poco a poco de como
creamos nuestro algo irrompible.

En tus torpes pasos de baile.

En los múltiples apodos que ideabas para mofarte y acercarte.
En las primeras fotos,
las primeras lágrimas...
en los roces de nuestras manos
y en tenerte dentro,
apretándote fuerte contra mi cuerpo desnudo.
En tu olor.

En todas las cosas que se han quedado tan lejos que solo puedo suponer
que así fueron.

No recuerdo el sonido de tu voz, ni mi estremecer cuando tus dedos recorrían mis pechos y mi vientre.
No recuerdo nada
y no; no lo entiendo.

He perdido la parte de mí que vivió contigo.
La dejé ir,
con todo lo malo y lo bueno
como agua oxigenada.
Rehusando canciones, lugares y pensamientos.
Cerrando ventanas y contraventanas a la memoria.
Para sobrevivir a nuestro acuerdo,
admitir que todo se ha roto
y que, ya,
no reconozco tus besos.

 


No me mordió un mastín por meterme en casa ajena;
me abrieron la puerta.

Tendí tres lavadoras al volver,
a mi casa fría.
Me han sacado una bolita de helado del centro del cuerpo,
de dentro,
de dentro del centro del cuerpo.

No me arañé los pies de tanto correr,
no me sangraban las plantas;
estuve sentada.
Aguardaba a que se secara la ropa.

Encendí la chimenea.

No esperaba un invierno tan mezquino.



sábado, marzo 17, 2007

 
Bailan los carniceros y siguen un compás antiguo.
Tal vez nadie sepa, del amor, tanto como ellos;
tal vez nadie sepa del amor
que profesan a los muertos y a los vivos
mientras bailan, amorosamente ceñidos
por sus mandiles blancos,
rayados, mandiles de colores brillantes,
amarillo, azul, verde, amarillo, amarillo;
mandiles negros como mapas del cielo.
Avispones.
Carniceros severos, vagamente inquietos.
Carniceros alados, juguetones,
atentos a la sonrisa de sus niños,
como atentos al recuerdo apaciguado de sus muertos.
Cofradía de la luna, flores vestidas de uniforme.
Bailan, bailan los alegres carniceros.
La sangre es néctar, el suave reflejo del lago,
el vino negro de la fratría, la llamada oscura.
Carniceros de noche, carniceros de día,
carniceros secretos que bailan
en sus ceñidos trajes de faena
y muestran impúdicos
sus dientes de plomo blanco y arena.
L.

viernes, marzo 16, 2007

 

* * *

Pensaba escribirte,
pero las palabras escritas
dejan una huella incómoda;
pasan siglos
sin que la tinta se borre.

Pensaba hablarte,
pero alguien podría escuchar
mis palabras comprometidas;
en cuestión de segundos
dejan de resonar
contra las paredes indiscretas.

Una paloma gris
tampoco es buena mensajera
-el viento enemigo
podría desviarla de su trayecto.
No está entrenada para
recorrer distancias imprecisas.

Lo no dicho no existe.
No podrán reprocharme
por enviar mensajes cifrados.
No se castigan
pecados no cometidos.

Pero confieso,
a ti, cura sin sotana:
los amaneceres escarchados
llevaban tu cara en el parabrisas helado.
Con los primeros rayos del sol,
desaparecía hasta la mañana siguiente.

lunes, marzo 12, 2007

 
Tres años. Desapareces. Desaparezco.
Deseo volver; pienso en los pájaros que buscan la uve en el cielo.
No aspiro a flores ni a poesía, tampoco anhelo que me tomen de la mano.
No pretendo provocar suicidios o amenazas de...
Lo único, que si te toco, tu piel me responda con una risita.

susana

martes, marzo 06, 2007

 

CUENTO DE VERANO


jueves, marzo 01, 2007

 
LLevo un rato pensando en cafés y dinero, en gente conocida y llamadas de teléfono. Ayer pensaba en desaparecer y decirle a M que lo sentía, por abandonar la lucha eterna contra nuestro propio sistema.
Pienso en ser el carrete de una cinta, dando vueltas en uno y otro sentido cantando la misma canción. En trenes que se van lejos sin mí dentro, huyendo. En el olor a mierda de mi felicidad. En porqué alguien se mosquea por las mañanas y da golpes a las puertas y maldice a sus hijos. Pensaba en levantarme oliendo la mierda de mi felicidad.
En lugares que nunca he visto, en el peso de la mochila llena de papeles iguales. En que te pueda querer alguien que no te conoce; en vestirme como una puta y salir a bailar toda la noche con una cerveza tras otra en la mano, y meterme coca entre las cejas y volver a casa a dormir con el olor a mierda de mi felicidad. Quizá deba dejar de cagarme encima.


1999

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