viernes, febrero 02, 2007

 

SALVAD LAS TORTUGAS DE LOS BACALAS *

-Chicos, hoy haremos una expedición.....Habrá grandes subidas, así es que...¿preparados para sufrir?.

Las grúas se retorcían sobre los cimientos de hormigón. Una larga fila de camiones, coches y pequeñas furgonetas se perdía entre la niebla. Imaginaba los rostros serios y somnolientos, dedicando minutos de silencio a contemplar el amanecer de un Martes, siguiendo el mismo rito que el ejecutado , milimétricamente, el día anterior. Los mismos pensamientos, las mismas miseria cotidianas, la misma emisora de radio, o la misma discusión diaria. A lo largo de toda la autovía, la fila se hundía en las mismísimas tripas de la ciudad .

-¡Chicos!....-respiró, cogió aliento-...la subida comienza en un camino muy estrecho. Hay un bosque....Un bosque profundo...con árboles grandes, enormes. Al final de ese camino, encontraremos un dragón. Si, si – asintió con la cabeza- ...encontraremos un dragón gigante, que escupe fuego. ...Le despertaremos y saldremos huyendo por el mismo camino, bajando rápido, tan rápido como podamos....

Paró de gritar y la música abandonó la complacencia . La armonía de la Nueva Era mudó a prolegómenos de rave sessión . Estrella recobró aliento y sonrisa, esa sonrisa sin alta en la Seguridad Social que me hacía temblar de puro equilibrio, de incontestable y llamativa belleza.

- El camino es muy, muy estrecho, solo podremos subir en fila india....de uno en uno...Venga, chicos, ¡arriba!.

Miré hacia el ventanal y la niebla me condujo a las últimas luces, desdibujadas y sin fuerza, bajo los puentes del final de la autopista. La mañana se desperezaba en blanco y negro, aunque - pensé para mis adentros- aquello era todo un lujo en esta maldita ciudad incolora, repleta de matices de gris ,casi blancos...Mientras sudaba y el calor acudía puntual a la cita con mis músculos, hundía mi vista en el suelo y la mente en mi memoria. Hoy hace tres años. Curiosamente , este amanecer frío, inmenso y solo, me llevó a las tórridas tardes de Junio que pasaba a tu lado. Tu también sudabas y las gotas recorrían lentas tus sienes, se burlaban en tus mejillas y se desprendían de ti cayendo a la base del cuello. Me gustaba, entonces, recorrerlo con mi aliento, buscando la gota rebelde que olía a tu sexo. Y te daba besos.

-¡Comienza la subida...! – dijo ,apretando el gesto. El esfuerzo acompañaba desde hace rato a la música, en una suerte de juego matemático de compases, movimientos, pausas, ritmos, subir y bajar, acelerar, exprimir. El progressive hacía que me parecieran más ridículas las enormes gotas de sudor que se estampaban contra el suelo. Me quemo de puro esfuerzo.

No se qué excusas balbuceabas, no se que engaño me regalaste hace hoy tres años.

Me quedé , esperándote, en esta ciudad sin futuros, aguardando en todas y cada una de sus esquinas tu visita diaria, tus historias de imposibles casi ciertos, coleccionando en mis entrañas las tardes de sexo y calor, almacenando tu olor y tu sabor en las almohadas de mi cama, siempre tan estrecha, siempre tan mojada. Me entretenía, cuando ya no estabas, contando las piezas de tu ropa interior que atesoraba pacientemente , rotas, en esa enorme caja azul encima del armario.

Me quedé, digo, perdido en ese tiempo incontable, sin saber si fueron horas, días o años. Más bien me abandoné en un lugar cómodo, cercano a la desesperanza. Se vive bien sin tener expectativas, sin hacer trabajar las maquinarias del deseo. Solo se trata, al fin y al cabo, de ganar el dinero suficiente para observar sin ser observado, para pasar desapercibido en el mar de incógnitos que me acompaña, sin dar demasiada cancha al Telediario. Tan solo la justa y necesaria para devorar la hora de comida diaria, virtualmente acompañado. Comencé en aque tiempo a convivir con los animales del VHF , aquellas enormes manadas de tortugas extraviadas en mares fríos, atacadas por los peces más insospechados ,que se aprovechaban de su desvarío en dirección contraria a la playa salvadora. Huían, yendo directamente hacia su perdición, hacia su fin. Los ojos enrojecidos de los atunes y las caras de pavor de las débiles tortugas me enseñaron que aquí solo se trata de encontrar la playa, de no errar en la búsqueda de lo cierto, de lo seguro . Por más que el mar sea más azul allá lejos, de lo que se trata es de vivir. Sin reparar en las calidades. Se trata de hacerte un presente de provecho, de saltarte los capítulos con mucha letra para una rápida lectura del final de este libro.

Transportes Azkar. ¿Podría llevar ese camión todos mis Junios perdidos?

-Mas deprisa, chicos, ¡el dragón nos alcanza! ...Estrella es incansable. No para de sonreir . De sudar.

Más acid, más progressive, más bacalao. Voy tan rápido que adelanto a todos : mientras los demás sufren , yo me he puesto a llorar. No tengo muslos, están fuera de mis piernas. Empujo con fuerza, me doblo hacia delante, me estrujo, me retuerzo sin aliento.

-¡Atrás!....¡Arriba!.....venga , chicos, ¡doblad! ...

Me he hecho daño. El calapies se ha roto y he volado por encima de la bicicleta, cayendo sobre el charco de sudor que yo mismo había formado en el suelo. Las caras me miran , entre alarmadas y confundidas. La música suena cada vez más alto y el calapies roto a mi lado me hace entender que por hoy mi clase de spinning se ha acabado.

Alguien debería hacer algo.

Alguien debería salvar a las tortugas de los bacalas.

__________________

* Nota, con cierto esfuerzo: "Salvad las tortugas de los bacalas" (6a) es una vía de escalada ,abierta en el Sector Abajo de las Placas Musgogénesis, La Pedriza, Sistema Central.

Comments:
Lo he leído dos veces, la primera me ha resultado algo confuso, pero tras la segunda creo que es mi concentración más que el texto.
Me gusta mucho, muchísimo, me toca la fibra. Tiene unas expresiones y descricciones que encajan a la perfección y el contraste funciona muy bien. No se me ocurre nada malo, me parece un regalo.
sara m.
 
Coincido con sara, yo le he pillado el punto en una segunda lectura, me parece un relato imaginativo, sentido y bien escrito.
Quitaría pequeñas furgonetas y mismísimas tripas de la ciudad
 
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