martes, enero 02, 2007
Lo sé.
Tú también quieres largarte.
La consciencia se ha ido acumulando en esos momentos donde, creyéndote libre, buscas algo que agarrar. Acaba siendo un antídoto corrosivo para el malestar.
Me han dicho que mejor no me acerque a la gente. Que no invada espacios que no me pertenecen. Que no acepte nada que no pueda pagar. Me han insinuado que me calle con una caricia, con una sonrisa afilada dispuesta a destriparme mientras duermo.
No te duermas, por favor, tú no te duermas.
Todos esos muertos andantes, con los que compartes el perfil de los edificios en esta preciosa caja acondicionada, dormían el día de su asesinato. Se suicidaron con los ojos cerrados.
Tú no te duermas, amor, aguanta.