miércoles, septiembre 26, 2007

 

LEJOS DEL GRAN SUR (A la espera del Invierno)

Estas ahí, al otro lado de la cuerda. Vienes hacia mí pisando la roca tórrida de las tardes de Julio.

Tu presencia insólita - campo de flores rojas a las puertas de Zagora – aplasta los días malditos por mi hiel. El aliento de tu mirada me empuja fuera, lejos de la memoria del desierto, en la orilla de inmensos pozos de agua hundidos en un mundo mineral , perpetuo. Sin esfuerzo, me colocas a salvo de la arena punzante, fruto de mil tormentas.

Andas despacio, hacia el último límite que mis manos heridas pueden alcanzar, hacia el confín más impreciso y deseado de toda esperanza. Mis sueños, sedientos y acribillados, se empeñan en darte forma, en justificar de forma indolente, necia, el sentido final del universo que ocupas. Paseo por dunas extrañamente inertes, tal vez de color blanco. Busco.

Mis entrañas no se explican tu imagen, firme a mi lado, inagotable. Necesitaría beberte, respirar al abrigo de tu sudor para creer que sigo existiendo, más allá del cruel recuento de segundos, horas, días de tormenta cegadora. Necesitaría vivir unos instantes a través del sabor a sangre de tus besos.

Estoy cansando y tu estás lejos de mis fuerzas. Aunque estés ahí, en el otro extremo de mi cuerda.

Pako.

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