martesdementes

El santo, guardián de las insomnes taciturnas, les cuenta historias de sirenas mientras pespuntan los confines del mapamundi.

Dicen que tejido con lágrimas no se hunde al alcanzar el océano.

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A Mariela Dreyfus

Magma

Preguntas, sombra, sombras, la luz, una pinza, de lejos un estandarte de cerca unas grapas.

El cielo de Velázquez, el cielo de Bárbara, tres palometas ¿dentro y fuera?

Más preguntas, la misma pregunta.

Alféizar, Almenara, Al ; aquella tarde pinté una ventana cerrada para no pasar sed.

Tres patas, tres, dos no serían suficientes sin una pared y es una ventana.

¿Y el viento? Luz ¿Y el otoño? Podría ser verano y yo sentir ya el otoño.

Hoy es primavera y presiento morir las flores.




Con tensión

En presente

Me duele esta belleza arrogante.

Me araña esa sutil pincelada de Dios
que no es amarilla o morada.

Aquí ahondo el verso
reposo ardiente en el camino.

Ciruelas maduras; dulces
ciruelas hábitat de dulces
gusanos, que paladeo.

Se retuercen mimosos
entre la lengua y el último pliegue del mismo cielo.

Los empujo,
ensalivados, hacia mi garganta.

Dulces engaños que estallan a cada bocado.

Fue en agosto de este año, ya velado.

Hizo tres ejercicios
de disolución de sí mismo
y al cuarto quedó solo
con la mirada fija en la respuesta
que nadie pudo darle.

J.A. VALENTE "El inocente"

Para el duelo se viste de rojo

-una cortina de lino y otra de tul-

las hojas plateadas a juego con la gasa:

que pase sólo la luz necesaria

descorrer los visillos

y la persiana entreabierta.

Hurgando en la felicidad

desnuda la humillación,

se atraganta de dolor a cucharadas.

¿Dispuesto ya todo para la primera incisión?

Lombrices blancas

convertidas en mariposas.

Con sumo cuidado

extiende sus alas disecadas

y, contra luz,

tatúa en jeroglífico su vida

en la que le suspendieron por faltas de ortografía.

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Ya había danzado, arriba y abajo;
ya había girado en ambos sentidos;
y por fin pendía casi inmóvil de la cuerda que me unía a tus manos, maestra.
Da vértigo ser un yoyo (=Jo-Jo) suspendida de un hilo de seda imaginaria, maestra.
Y me dices que mi cuerpo es una ola qué sólo tú, valiente, vas a parar.
Y de tu boca parte el aliento que me calma, maestra.
Y ahora me quedo a la espera de un trago de agua; ondulada desde las entrañas hasta el próximo grito.

bl

Vives,
en mis manos.

¿respiras? ¿bailas?

bl

"Ya no eres en mi vida más que quien equivocadamente escogí para ser la madre de mis hijos"

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